La ola de robos en casas, en las calles, y hasta la muerte de vecinos parece ser moneda corriente en el Hurlingham de La Cámpora, donde ni las iglesias se salvan de la brutal delincuencia. En la última semana, en las parroquias Nuestra Señora de los Desamparados y Nuestra Señora del Camino los ladrones llegaron al punto de robarse las campanas para vender el bronce.
La inseguridad se apoderó del distrito con la llegada al poder de La Cámpora en diciembre, encabezada por el intendente Damián Selci, demostrando el evidente fracaso en materia de seguridad en los pocos meses de su mandato. Los constantes robos y asesinatos a mano armada en el municipio parecen no ser de importancia para la gestión camporista, que convirtió a Hurlingham en “zona liberada”.
Las denuncias de los vecinos revelaron un aumento constante de robos desde diciembre, que ya se cobró la vida de varias personas, y evidenciaron que la falta de mantenimiento del alumbrado público y la reducción de patrullajes policiales, son dos de los principales motivos que permiten a los delincuentes actuar con total impunidad.
En Hurlingham no existen estrategias para combatir la delincuencia por parte de Selci, a quien parece no importarle las necesidades reales de sus vecinos. El distrito se convirtió en uno de los más inseguros del conurbano, marcando un fracaso sin precedentes en políticas de seguridad.